Cánones y estereotipos construidos durante siglos sobre nuestros cuerpos, establecen códigos para ser interpretados, clasificados y juzgados en cada contorno, cada color, cada tono de voz... Antes de hablar, hay muchas cosas ya dichas: el cuerpo antecede nuestra voz. Los códigos se hacen universales y aún despojado el cuerpo de sus signos más evidentes (la forma y el color del pelo, de los ojos, de la piel) - o por esa misma razón - la lectura no se detiene. Empieza entonces la construcción del cuerpo humano, un cuerpo genérico, universal, escudriñado hasta los huesos.
Resulta sin embargo paradójica la clasificación científica, etnográfica y social, cuando la mezcla cultural y étnica es cada vez más diversa. Ahora hay muchos cuerpos culturales en cada persona. Decía José Martí, que no hay lucha de “razas” puesto que las razas no existen; lo que hay son diferentes culturas. De hecho, es la cultura misma la que determina la dinámica geográfica y las mezclas de las “razas”. Con los dibujos que presento, estoy buscando establecer un diálogo entre el lenguaje anatómico (que hace referencia a la idea de un “todos” homogéneo), y el lenguaje de los “monstruos” (que hace referencia a la anomalía, a la particularidad, a la diferencia). Aquí hay dos cosas: por un lado, estoy estableciendo una analogía entre el caso médico de los gemelos univitelinos que nacen de un único óvulo fecundado cuya masa celular no ha llegado a dividirse (los siameses) y la diversidad que constituye la apariencia y la esencia de una persona donde conviven varios cuerpos, varias psiquis y sus respectivas manifestaciones. Con los “monstruos” estoy aludiendo también al imaginario que se construye del “otro” a través de estereotipos establecidos históricamente desde la colonia.
La noción del “Nuevo Mundo” en España fue elaborada por españoles para españoles. Se construía mediante documentos que daban cuenta de las percepciones individuales o concertadas de los invasores. Entre estos documentos, existen series de pinturas (muchas de ellas anónimas) en las que se ilustraban “Las Castas” que habitaban las Américas. Busco señalar la tendencia a clasificar y catalogar, intelectualizar la diversidad y no ser consciente de la propia mezcla. Ya los españoles eran de por sí una mezcla racial, pero su mixtura tenía características diferentes a la del Nuevo Mundo. “Lo diferente a mí y a mi perímetro es monstruoso y peligroso, no está en mi área de control”, así se ha desarrollado la violenta historia entre conquistador y conquistado, aún en las más violentas épocas postcoloniales y las más feroces tácticas de segregación (Sudáfrica, Ruanda, Bosnia, Europa...)
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